SOBREPESO Y OBESIDAD: DIETAS DE MODA

Introducción Desde la Edad de Piedra la obesidad siempre ha estado presente, pinturas y esculturas con más de 20 mil años ya representaban figuras de mujeres obesas. A partir de 1997, desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emite su declaración de Obesidad-Enfermedad, era considerada como producto de la gula, falta de voluntad, flaqueza de carácter o también ocasionada por disturbios psicológicos. Esta visión postergó, durante demasiado tiempo, la oportunidad de estudiarla desde un punto de vista científico. Sin embargo, en los últimos años el conocimiento de la naturaleza de la enfermedad ha cambiado. El Dr. Albert Goday, endocrinólogo del Hospital del Mar de Barcelona, uno de los autores de un estudio recientemente publicado sobre “La obesidad y el sobrepeso multiplican el riesgo cardiovascular y de cáncer” dice ”nadie está obeso porque quiere”. “La obesidad es una condición médica potencialmente grave que condiciona, en personas aparentemente sanas, un incremento del riesgo de muerte por diversas causas” Teniendo más claras sus bases fisiopatológicas, la obesidad se entiende como un desorden endócrino-metabólico. Es una enfermedad que conlleva un componente genético, pero estos genes ahorradores (antes tan necesarios para la supervivencia) expuestos a un ambiente obesogénico -donde se destaca la realización de dietas malsanas (consumo de alimentos y comidas procesadas altas en calorías, grasas, sal y azúcares, pero carentes de nutrientes esenciales) y la inactividad física- altera mecanismos metabólicos, favoreciendo la ganancia de peso. Hoy se considera como la segunda causa evitable de enfermedad y muerte prematura, sólo superada por el tabaquismo. Clasificación e indicadores Para detectar y diagnosticar el sobrepeso y la obesidad, se utilizan el índice de masa corporal (IMC) y la circunferencia de la cintura. IMC: El índice de masa corporal (IMC) es un indicador que surge de la relación entre el peso y la talla (altura) y que se utiliza para identificar el sobrepeso y la obesidad. Clasificación de OMS según IMC para adultos

TABLA I
Clasificación de la OMS según el IMC
 IMC
Clase 0: normopeso<25
Clase I: sobrepeso25-29
Clase II: obesidad II30-34
Clase III: obesidad III35-39
Clase IV: obesidad mórbida≥ 40

Cintura: Además del IMC la medida de cintura (fácil de realizar) muestra la distribución grasa a nivel abdominal que se asocia con un incremento en el riesgo metabólico, tanto en hombres como en mujeres. Un perímetro de cintura en hombres mayor o igual a 94 cm y en mujeres mayor o igual a 80 cm, son un indicador fiable del aumento de grasa abdominal. Es así que existen los “flacos-gordos”, personas con IMC normal pero con cintura aumentada, deben controlar su alimentación y aumentar el ejercicio físico. Situación mundial Estudios a nivel mundial muestran un crecimiento exponencial de esta enfermedad que es un factor de riesgo muy importante de padecer Enfermedades No Transmisibles (ENT) tales como, enfermedades cardiovasculares, diabetes cáncer, enfermedad respiratoria crónica. Tanto es así que OMS en 2004 declaró a la obesidad como “epidemia global del siglo XXI”. Cada año mueren por ENT 15 millones de personas de entre 30 y 69 años de edad, siendo las enfermedades cardiovasculares las constituyen la mayoría de las muertes. Entre 1980 y 2014, la prevalencia mundial de la obesidad se ha más que duplicado. Más preocupante aún resulta la situación de los niños entre 1975 y 2016, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos, lo que significa un aumento drástico de la epidemia. DIETAS DE MODA ¿Una buena práctica para combatir la obesidad? Constantemente se somete a la población a un bombardeo de información por parte de la “industria del adelgazamiento”. Revistas, medios digitales, diarios, televisión nos hostigan con mensajes que brindan curas maravillosas, alimentos “diet” o “light”, hierbas, y todo tipo de soluciones mágicas que harán sentir a las personas prontamente delgadas y hermosas. ¿Qué resultado se obtiene? El abuso y el uso indiscriminado y sin control de dietas desbalanceadas llevan a un seguro fracaso. Pueden provocar situaciones de déficit nutricional, perpetuación de la obesidad o en quienes tienen terreno propicio, severos trastornos de la conducta alimentaria. A corto plazo producen el llamado “efecto rebote” o “fenómeno de yo yo”, esto es: se pierden kilos con rapidez que luego se recuperan con la misma facilidad y, lo que es peor, con un aumento de peso adicional. De esta manera cada ciclo dieta/ exceso de comida/ aumento de peso hace que se incrementen los kilos de más al iniciar cada nuevo tratamiento, aumentan el sentimiento de fracaso y peor aún incrementan el riesgo de enfermedades vinculadas al exceso de peso. Aunque parezca mentira, las dietas pueden generar adictos a la comida. Es sabido que los carbohidratos (cereales refinados, dulces, tubérculos) producen sensación de bienestar. Al suprimir violentamente las pastas, papas, pan, bananas, el arroz, entre otros; el organismo reclama los nutrientes contenidos en esos alimentos, generándose la necesidad compulsiva de comerlos. Se entabla entonces una lucha constante entre la imposición psicológica de seguir un régimen estricto y la necesidad fisiológica de incorporar alimentos que nos brindan esa satisfacción. De esta manera se generan conductas de desborde, caracterizadas por períodos de abstinencia de alimentación seguidos de otros en los que se ingieren cantidades desmesuradas de comida. En la actualidad se plantean tratamientos más amplios, brindando opciones más eficientes a éste fenómeno que podemos denominar como “exceso de control”. Así las soluciones rápidas y mágicas se convierten en evidentes perpetradoras de la gordura. Planificar el tratamiento nutricional adecuado En primer lugar se pacta el peso saludable. Este peso no lo fija la tabla, sino que es aquel en el cual el individuo -presentando un perfil metabólico normal- se siente bien y es capaz mantener fácilmente. En segundo lugar es fundamental comenzar a moverse más en lo cotidiano y elegir el tipo de ejercicio que nos resulte disfrutable. Con respecto al plan de alimentación es imprescindible que sea realizado “a medida”, basado en una restricción moderada de calorías, completo en sus nutrientes, con una mayor proporción de vegetales, frutas y cereales integrales, y fundamentalmente bajo en grasas, grasas saturadas, sal y azúcares. Elegir siempre agua como bebida y volver a la comida natural elaborada en casa. Además se intenta (siempre y cuando no exista alguna patología que lo contraindique) prescribir dietas sin alimentos prohibidos totalmente, ya que se entiende que un pequeño antojo indicado en el momento oportuno evita la clásica compulsión. El tratamiento debe enseñar a manejar las conocidas tentaciones que hasta ahora solían estar vedadas. Esta propuesta alimentaria y una buena cuota de ejercicio diario, es a nuestro criterio una forma más adecuada, humana, real y disfrutable de tratar esta enfermedad que cada vez afecta a mayor número de personas y que produce serias alteraciones en la salud de los individuos. Es necesario recordar que los tratamientos hay que evaluarlos a largo plazo: un descenso moderado y sostenido en el tiempo, el aprendizaje de pautas alimentarias más saludables, conjuntamente con una cuota de ejercicio físico facilitarán un mejor MANTENIMIENTO DEL PESO ALCANZADO.