UN ESTILO DE VIDA SALUDABLE PUEDE PREVENIR ENFERMEDADES

El gran desafío de este siglo XXI en materia de salud pública radica en revertir las Enfermedades No Transmisibles (ENT), muy vinculadas al estilo de vida, y centrar el foco en la prevención de las enfermedades en general a través de un estilo de vida saludable. Esto implica una mayor creatividad y éxito en las campañas de promoción de salud. Implica también luchar contra algunos mitos que dicen que comer sano resulta más caro, pero la realidad indica que si quién crea que la prevención en salud es cara, comprobará luego con dolor y arrepentimiento, que en realidad vivir con una enfermedad sí que es caro, y cuánta calidad de vida nos quita una vez que la hemos contraído. La meta es cambiar la realidad epidemiológica de las últimas décadas, que ha mostrado un aumento sostenido de las enfermedades no transmisibles (ENT), que incluyen a las afecciones cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes, así como también un preocupante aumento de los factores de riesgo comunes a muchas de ellas. Las ENT, la mayor pandemia actual Las enfermedades no transmisibles ENT han sido identificadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la principal amenaza para la salud humana. Los cuatro tipos principales de ENT son las enfermedades cardiovasculares (ECV), entre las que se incluyen los ataques cardíacos y los ataques cerebrovasculares; los trastornos respiratorios crónicos, como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC); el cáncer y la diabetes.

Si bien la génesis de las ENT tiene múltiples causas – entre las que se destacan factores ambientales, genéticos, demográficos, socioeconómicos y culturales- , se ha comprobado que la mayor incidencia se debe a un reducido grupo de factores de riesgo potencialmente modificables, con cambios en el estilo de vida Corrigiendo el estilo de alimentación y aprendiendo a manejar las emociones dándole importancia a aquellas voces que nos ayudan y no dándole atribuciones a aquellas voces que nos enferman, sean voces externas o voces internas) y con un mejor manejo del estrés de la vida cotidiana, (recordando que hay un eustrés que nos ayuda y hay un distrés que nos enferma). Estos factores de riesgo potencialmente modificables, han tomado una relevancia superlativa en las últimas décadas, y han relegado a un segundo lugar a los factores genéticos como causa principal de nuestras afecciones. Por eso es que hoy podemos afirmar con sustento científico sólido, que si bien “la genética carga el cañón … es el mal estilo de vida, de alimentación y el mal manejo de las emociones y del estrés el que termina encendiendo la mecha”. De ahí la importancia de la promoción de la salud, y de la prevención de las enfermedades, aún desde edades tan tempranas como la vida intrauterina.

Las Enfermedades No transmitibles en el mundo Las ENT representan el 45% de la carga de enfermedad a nivel global, una carga que repercute en la calidad de vida de las personas afectadas y de sus familias. Las consecuencias económicas de estos trastornos, a nivel individual, comunitario y nacional, se estiman con cifras que pueden hacer tambalear (y de hecho lo están haciendo), hasta las economías más poderosas. Pero lo más grave es la muerte temprana que pueden provocar, (corazones demasiado jóvenes para morir), como se afirma en los talleres de RCP (reanimación cardiopulmonar), así como la disminución de años de vida saludable por patologías evitables. A esto se le debe sumar la carga de infelicidad y padecimientos que la enfermedad genera tanto a los pacientes como a sus familias cuando generan discapacidades crónicas. La investigación epidemiológica más importante de la historia de la medicina, el Framingham Heart Study — iniciado en 1948 y realizado de manera permanente a los residentes de la ciudad de Framingham, Massachusetts (EEUU)– ha estudiado el impacto de los cambios de estilo de vida y alimentación sobre las arterias y el corazón y permitió identificar los factores de riesgo cardiovascular. Desde entonces se conoce la relación entre el tabaco, las grasas saturadas, la mala alimentación, la hipertensión arterial, el colesterol alto y la falta de ejercicio en la aparición de las ENT. El Framingham Heart Study, por ejemplo, determinó el riesgo absoluto y el riesgo relativo de padecer un Evento Cardiovascular (ECV) en los 10 años posteriores al estudio. La presencia de factores de riesgo no asegura el desarrollo de un ECV, ni tampoco su ausencia garantiza una protección total. Sin embargo, la existencia de factores de riesgo y una exposición suficientemente prolongada en un contexto ambiental y genético favorecedor incrementan la posibilidad de padecer esa enfermedad. Por ello sigue teniendo aún total vigencia, aquella afirmación del Dr.William Osler (1849-1920) que dice que “la medicina es una ciencia de probabilidades y es un arte de manejar las incertidumbres”. Los factores Psicosociales Investigaciones posteriores como el Estudio Interheart han incluido como factores de riesgo al estrés crónico (distrés), la ansiedad y la depresión. Hoy sabemos que los factores psicosociales tienen el mismo peso que fumar y el doble que padecer hipertensión arterial. Sin embargo, aunque hace más de diez años que se ha confirmado el impacto de estas condiciones, aún no han sido incorporadas en forma general por el universo médico, por lo que su abordaje y tratamiento está resultando lento y difícil, tanto para los sistemas de salud, como para los mismo pacientes. Por eso que tanto insistimos desde la Psiconeuroinmunología, como desde diferentes corrientes médicas, psicoterapéuticas y sociológicas, para que se aprenda a manejar en forma más adecuada el estrés y las emociones cotidianas. Conseguiremos con ello minimizar la carga de enfermedad, malestar y pérdida de calidad de vida que nos acarrean el distrés y las emociones destructivas (como las llama Daniel Goleman en su libro), o emociones restrictivas como se las puede denominar para quitarle un juicio de valor. Pero que convengamos que todas ellas nos limitan la comprensión y el disfrute de la vida, y nos la cargan de ansiedad, estrés, intolerancia, irritabilidad, malhumor y en definitiva nos convierten en una persona nos poco atractiva para el trato y la convivencia, y lo que es pero lo que es peor aún, no terminan también enfermando más tempranamente por toda descarga que generamos internamente de sustancias neuroinmunoquímica de inflamación y agresión que nos inundan por todo el organismo. Se estima que más del 80% de las enfermedades cardíacas isquémicas, de los accidentes cerebrovasculares y de los casos de diabetes, así como hasta un tercio de las enfermedades oncológicas, podrían prevenirse con campañas de educación y prevención que hagan que cada persona se comprometa de manera firme y responsable y desde etapas bien tempranas, con los procesos de salud. Estas cifras alcanzan por sí solas para que se busquen nuevos modelos de prevención y tratamiento de estas enfermedades. Ajustes para alcanzar una vida saludable.

Las Enfermedades No transmitibles en el mundo Las ENT representan el 45% de la carga de enfermedad a nivel global, una carga que repercute en la calidad de vida de las personas afectadas y de sus familias. Las consecuencias económicas de estos trastornos, a nivel individual, comunitario y nacional, se estiman con cifras que pueden hacer tambalear (y de hecho lo están haciendo), hasta las economías más poderosas. Pero lo más grave es la muerte temprana que pueden provocar, (corazones demasiado jóvenes para morir), como se afirma en los talleres de RCP (reanimación cardiopulmonar), así como la disminución de años de vida saludable por patologías evitables. A esto se le debe sumar la carga de infelicidad y padecimientos que la enfermedad genera tanto a los pacientes como a sus familias cuando generan discapacidades crónicas. La investigación epidemiológica más importante de la historia de la medicina, el Framingham Heart Study — iniciado en 1948 y realizado de manera permanente a los residentes de la ciudad de Framingham, Massachusetts (EEUU)– ha estudiado el impacto de los cambios de estilo de vida y alimentación sobre las arterias y el corazón y permitió identificar los factores de riesgo cardiovascular. Desde entonces se conoce la relación entre el tabaco, las grasas saturadas, la mala alimentación, la hipertensión arterial, el colesterol alto y la falta de ejercicio en la aparición de las ENT. El Framingham Heart Study, por ejemplo, determinó el riesgo absoluto y el riesgo relativo de padecer un Evento Cardiovascular (ECV) en los 10 años posteriores al estudio. La presencia de factores de riesgo no asegura el desarrollo de un ECV, ni tampoco su ausencia garantiza una protección total. Sin embargo, la existencia de factores de riesgo y una exposición suficientemente prolongada en un contexto ambiental y genético favorecedor incrementan la posibilidad de padecer esa enfermedad. Por ello sigue teniendo aún total vigencia, aquella afirmación del Dr.William Osler (1849-1920) que dice que “la medicina es una ciencia de probabilidades y es un arte de manejar las incertidumbres”. Los factores Psicosociales Investigaciones posteriores como el Estudio Interheart han incluido como factores de riesgo al estrés crónico (distrés), la ansiedad y la depresión. Hoy sabemos que los factores psicosociales tienen el mismo peso que fumar y el doble que padecer hipertensión arterial. Sin embargo, aunque hace más de diez años que se ha confirmado el impacto de estas condiciones, aún no han sido incorporadas en forma general por el universo médico, por lo que su abordaje y tratamiento está resultando lento y difícil, tanto para los sistemas de salud, como para los mismo pacientes. Por eso que tanto insistimos desde la Psiconeuroinmunología, como desde diferentes corrientes médicas, psicoterapéuticas y sociológicas, para que se aprenda a manejar en forma más adecuada el estrés y las emociones cotidianas. Conseguiremos con ello minimizar la carga de enfermedad, malestar y pérdida de calidad de vida que nos acarrean el distrés y las emociones destructivas (como las llama Daniel Goleman en su libro), o emociones restrictivas como se las puede denominar para quitarle un juicio de valor. Pero que convengamos que todas ellas nos limitan la comprensión y el disfrute de la vida, y nos la cargan de ansiedad, estrés, intolerancia, irritabilidad, malhumor y en definitiva nos convierten en una persona nos poco atractiva para el trato y la convivencia, y lo que es pero lo que es peor aún, no terminan también enfermando más tempranamente por toda descarga que generamos internamente de sustancias neuroinmunoquímica de inflamación y agresión que nos inundan por todo el organismo. Se estima que más del 80% de las enfermedades cardíacas isquémicas, de los accidentes cerebrovasculares y de los casos de diabetes, así como hasta un tercio de las enfermedades oncológicas, podrían prevenirse con campañas de educación y prevención que hagan que cada persona se comprometa de manera firme y responsable y desde etapas bien tempranas, con los procesos de salud. Estas cifras alcanzan por sí solas para que se busquen nuevos modelos de prevención y tratamiento de estas enfermedades. Ajustes para alcanzar una vida saludable.

Dejar de fumar El hábito de fumar se cobra aproximadamente el 50% de las muertes evitables, la mitad de las cuales se deben a ECV, por lo que el abandono del tabaquismo constituye una acción fundamental. Otro motivo para abandonar el cigarrillo: el riesgo de muerte súbita aumenta más de 10 veces en varones y más de cinco veces en mujeres que fuman.

Mantener el peso y la circunferencia abdominal adecuada La relación directa entre obesidad y mortalidad por ECV está documentada, el problema es que se ha convertido en una verdadera epidemia mundial que afecta también a adolescentes y a niños. Combatir el sobrepeso y la obesidad es otra medida de altísimo impacto sobre la salud.

Prevenir y controlar la diabetes La diabetes es una enfermedad metabólica que cursa con hiperglicemia, pero que también afecta a las grasas y a las proteínas y termina lesionando más tempranamente el árbol vascular y los órganos nobles. Se estima que en el 85-90 de los casos, la diabetes tipo II (o diabetes adquirida) puede evitarse y en etapas tempranas controlarse con un adecuado plan de alimentación, actividad física regular y un mejor manejo de las emociones y el estrés.

Controlar la presión arterial La hipertensión arterial es una enfermedad frecuente, asintomática, detectable y tratable si existe voluntad y perseverancia. De lo contrario, genera daño orgánico y discapacidad y quita calidad de vida. Su tratamiento debe ser específico e integral. Su evolución y pronóstico depende tanto de los factores de riesgo asociados como del tiempo de la evolución, la susceptibilidad personal y la efectividad del tratamiento aplicado.

Tener en cuenta los factores de riesgo psicosociales Las investigaciones de los cardiólogos Meyer Friedman y Ray Rosenman en Estados Unidos en 1959 definieron tres tipos de patrones de conducta (A, B y C). Encontraron que la enfermedad coronaria se presentaba en una proporción siete veces mayor en el grupo A que los dos restantes, ya que éstos tenían niveles mayores de colesterol sanguíneo. Desde entonces, el patrón de conducta tipo A se consideró un factor de riesgo independiente en el desarrollo de enfermedades coronarias, de igual peso que el tabaquismo, la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia. Así como para el grupo A se, vio afectado el árbol vascular, para el grupo B no se detectó un patrón específico, mientras que para el grupo C el impacto fue en el sistema inmunitario, con riesgo aumentado de enfermedades oncológicas.

Evitar el sedentarismo El ejercicio es salud y el sedentarismo, enfermedad. La inactividad física está asociada al doble de riesgo de muerte prematura y a un incremento del peligro de ECV. Evitar el sedentarismo durante la vida adulta es un desafío creciente: realizar actividad física de manera constante aumenta la esperanza total de vida.

“La salud debe ser contagiosa” Numerosos estudios y datos epidemiológicos han demostrado en forma concluyente los beneficios de llevar una vida saludable. Existe ya una cultura de la enfermedad por lo que cuesta mucho formar una cultura de la salud, de ahí la importancia de cambiar el enfoque y alinearse con el desafío de la OMS de pasar de la enfermedad a la salud. “La salud debe ser contagiosa como lo son muchas enfermedades”, asegura el organismo mundial. La salud es uno de los principales bienes que tiene el ser humano y como todo bien debe cuidarse. Para quienes al leer esto piensen ya es tarde, deben conocer la opinión del Dr. Valentín Fuster, el cardiólogo más prestigioso a nivel mundial, quién tiene además una Fundación para el fomento de la Salud Integral y ha publicado numerosos libros para la comunidad, “Nunca es demasiado tarde para empezar a cuidarse, y nunca es demasiado pronto”. Y esto es así, en nuestro Centro de Rehabilitación Cardiovascular, tenemos un paciente que comenzó a hacer ejercicio por primera vez, a los 82 años, hoy tiene 93 años y es uno de nuestros atletas más entusiastas. 12 DOCE CONSEJOS PARA MANTENERSE SANOS: El neurocientífico español Francisco Mora nos sugiere 12 consejos para prevenir enfermedades asociadas con el estilo de vida y para enlentecer el envejecimiento. No comer en exceso Hacer ejercicio físico en forma regular. (Ejercicio es salud y sedentarismo es enfermedad). Hacer ejercicio mental; el neurobics o ejercitamiento del cerebro. Estar buscando siempre aprender algo nuevo. El 90% de las neuronas con las que morimos no las teníamos cuando nacimos. Ese mecanismo de regeneración neuronal es un conocimiento reciente, se llama Neurogénesis, y existe otro fenómeno muy importante que es la neuroplasticidad, o plasticidad neural o plasticidad sináptica, que es la propiedad de las neuronas para establecer más conexiones y comunicaciones, así como para modular la percepción y el impacto de los estímulos del medio. Por eso es muy importante ser neuroplásticos y no ser neurorígidos. Viajar, conocer lugares y culturas diferentes. Nos ayuda a mantenernos activos, entusiastas, con proyectos. El ermitaño, envejece más pronto. Vivir acompañados. Somos seres supersociales por naturaleza. Necesitamos recibir y dar afecto, (la compañía puede ser incluso una mascota). Adaptarse a los cambios de las sucesivas décadas de la vida y adaptarse a los cambios de la vida. Evitar el estrés crónico. Tema difícil y complejo. Se necesita de un aprendizaje, de talleres, de técnicas para controlar el estrés y de estrategias para manejarse en situaciones adversas. El libro de Goleman ya citado, como también el libro de Valentín Fuster, el círculo de la motivación, ayudan a proveernos de herramientas para ello. No fumar. Ni adquirir hábitos de consumo de sustancias nocivas. Dormir bien (de siete a ocho horas por noche). La calidad del sueño, depende mucho de la calidad de nuestro día anterior. Evitar el “apagón emocional”: mantenerse motivado, ilusionado y con ganas de vivir Ser agradecido: La gratitud pacifica el alma, baja los niveles de ansiedad. Un corazón pacificado, permite que afloren los buenos sentimientos. Valorar las pequeñas cosas de la vida, que son en definitiva las grandes cosas.